Redacción: Rolando Rios Reyes
MUERTE DE ATAHUALPA: Atahualpa fue ejecutado por los españoles el 26 de julio de 1533, los conquistadores justificaron su muerte acusándolo de complotar un ataque y de asesinar de su hermano Huáscar. La causa, sentencia y ejecución, se efectuó el mismo día en la Plaza de Cajamarca.
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Artículo: Inca Atahualpa.
Inca Atahualpa: Último Inca de la dinastía Hanan Cusco, fue hijo de Huayna Cápac, tras la muerte de su padre disputó una sangrienta guerra civil en contra de su hermano Huáscar, logrando vencerlo, proclamándose Inca en 1532, fue capturado por Francisco Pizarro el 16 de noviembre de 1532. para luego ser ejecutado un año más tarde, dando fin de esta manera al Imperio de los Incas.
» AtahualpaMuerte del Inca Atahualpa:
A. Fecha de la muerte de Atahualpa: 26 de julio de 1533.
B. Acusaciones contra Atahualpa:
✍ Herejía: Ideas religiosas contrarias a los dogmas de la religión católica.
✍ Idolatría: Práctica religiosa en la que se rinde culto a un ídolo.
✍ Poligamia: Régimen familiar por el cual se tiene más de una esposa al mismo tiempo.
✍ Fratricida: Delito que consiste en dar muerte deliberadamente a un hermano, a Atahualpa se le acusó de dar muerte de su hermano Huáscar.
✍ Muerte de Huáscar y de centenares de cuzqueños
✍ Incumplimiento del rescate.
✍ Organizar sublevación.
✍ Conspiración contra España.
C. Bautizo católico: Antes de morir fue bautizado con el nombre de Juan Francisco.
D. Juicio: Condena de muerte.
E. Sentencia: Atahualpa fue sentenciado a morir en la hoguera (sentencia cambiada por el garrote vil).
E. Causa de la muerte: Garrote vil (estrangulamiento).
F. Lugar de ejecución: Plaza de Cajamarca
Nota: Todas las acusaciones que recaían sobre el Inca Atahualpa carecían de fundamento, debido a que los conquistadores españoles no podían juzgar sobre la realidad política del imperio que desconocían.
Captura de Atahualpa: Se produjo mediante un ataque sorpresa por parte de los conquistadores españoles y sus tropas comandadas por Francisco Pizarro al monarca del Imperio Incaico realizada el sábado 16 de noviembre de 1532 en la ciudad de Cajamarca.
» Ampliar información: Captura de Atahualpa
Captura de Atahualpa en Cajamarca (16 de noviembre de 1532) | Óleo: Juan B. Lepiani (1920).
Lectura de Luis Guzmán Palomino.
El 26 de julio de 1533, se consumó en la plaza de Cajamarca el indigno ajusticiamiento de Atahualpa Ccacha Pachacuti Inca Yupanqui, el último emperador del Tahuantinsuyo, hito trascendental en la historia de nuestros pueblos, pues marcó el fin de la Época de la Autonomía Andina y el inicio de la Época de la Dependencia Externa.
Mucho se ha escrito sobre las particulares circunstancias bajo las cuales fue condenado a muerte el desventurado Inca. Por una parte, se ha querido justificar la sentencia como una medida política que Francisco Pizarro no pudo de ningún modo eludir. De la otra, se ha considerado el hecho como un asesinato premeditado, porque desde un principio, como dice la crónica, "tuvo Pizarro en su corazón condenado a muerte al Inca".
El jefe de los invasores fue consciente de que la muerte de Atahualpa sería necesaria para continuar la conquista y supo preparar sagazmente los artificios para "justificar" lo que desde mucho tiempo antes había meditado. Súbitamente se esparcieron entre los españoles alarmantes noticias acerca de una contraofensiva incaica, que desde su prisión habría preparado Atahualpa. Bastó ello para que Pizarro ordenara la apertura de un “proceso”, en el que se acumularon una serie de acusaciones con el objetivo de "legalizar" la inevitable condena. Tal como anota el historiador Juan José Vega, se discutió, al margen de la justicia, sobre el daño o provecho de que siguiera con vida Atahualpa.
Principales autores intelectuales de la muerte del Inca fueron los llegados con Almagro, que tuvieron ínfima participación en el reparto; los codiciosos oficiales reales; el tenebroso fraile Valverde; los declarantes indígenas pro-españoles; los Hurin Cuzco deseosos de vengar la muerte de Huáscar y Felipillo, el joven intérprete obsesionado en poseer a una hermana de Atahualpa.
Hernando Pizarro, que por conveniencia se mostrara muy amigo del Inca, había partido meses antes a España. Atahualpa, como presagiando su final, se despidió de él diciéndole: “Te vas, capitán, y lo siento, porque en faltando tú, ese tuerto (Almagro) y ese gordo (Riquelme) acabarán conmigo”.
Hernando de Soto, otro favorecedor del Inca, fue alejado a tiempo por Pizarro, bajo pretexto de que era necesario efectuar un reconocimiento al interior. Además de los citados tuvo Atahualpa otros varios defensores; El Inca Garcilaso de la Vega dice que fueron más de cincuenta y Oviedo nombra a los doce principales.
Los más graves "cargos" que se levantaron contra el Inca fueron: usurpación del imperio, muerte de Huáscar y de centenares de cuzqueños, idolatría y conspiración contra España. Todos carecían de fundamento. ¿Con qué derecho podían los invasores juzgar sobre la realidad política del imperio que desconocían? Atahualpa había buscado defender el orden Hanan del Tahuantinsuyo y por eso aceptó la guerra contra Huáscar (Guerra Civil Inca) y tuvo razones para reprimir sangrientamente a los miembros del corrupto clero solar sublevado.
El tercero de los "cargos" fue hasta ridículo: varios testimonios españoles nos presentan a un Atahualpa iconoclasta y está de más recordar lo lógico que resultaba su desconocimiento de la religión cristiana. Pero el último de los "cargos" fue hasta cierto punto real; es más, de haberlo sido en efecto, honra en mucho la memoria del que, en este caso, vendría a ser héroe de la resistencia incaica. Y creemos muy posible que Atahualpa, creyendo próxima su libertad, preparara inteligentemente una tremenda reacción contra los invasores. Como jefe supremo del ejército incaico, desde su prisión habría impartido órdenes precisas a sus lugartenientes Chalco Chima, Apo Quisquis y Rumi Ñahui. Ellos tres sólo esperaban ver libre al Inca para caer con todo sobre los cristianos.
Un curaca cajamarquino fue el primero en denunciar el plan conspirativo: "Hágote saber -dijo a Pizarro-, que después que Atahualpa fue preso, envió a Quito, su tierra, y por todas las otras provincias, a hacer junta de guerra para venir sobre los españoles a matarlos a todos". Tal versión consta en la crónica de Francisco de Xerez, mientras que Pedro Sancho de la Hoz anota que "muchos caciques... sin temor, tormento ni amenaza, voluntariamente dijeron y confesaron esta conjuración". Miguel de Estete, otro testigo, confirma que "todos a una dijeron que era verdad que él mandaba venir sobre nosotros para que le salvasen y nos matasen".
A partir de esa delación la suerte del Inca estaba echada. Fue entonces encadenado del pescuezo, vejado y sometido a estrecha vigilancia. Relatan los testimonios españoles que se comprobó la veracidad de los rumores: “Súpose que (los incaicos atahualpistas) estaban en tierra muy agria y que se venían acercando”. Más tarde Hernando de Soto y Rodrigo Orgóñez dirían que no vieron tal peligro; pero es de suponer también que los conspiradores se ocultaran de los exploradores.
La causa, sentencia y ejecución, todo se efectuó el mismo día. La mayoría consideró de necesidad imperiosa sancionar la muerte del Inca, para asegurar el dominio del Perú y sus propias vidas. Protestaron algunos, que incluso solicitaron acudir a la justicia del emperador, pues dicha muerte sería en desdoro y mengua de la nación española manchando las hazañas de ellos mismos, porque se le había prometido la libertad en virtud de un valioso rescate.
Pero se impuso el criterio de Francisco Pizarro y, contra la moral y la justicia, Atahualpa fue sentenciado a morir en la hoguera. El cura Valverde dio su apoyo al veredicto y esto apaciguó la conciencia de muchos de los opositores, consumándose de este modo -dice el inglés Clements Makham- uno de los más horrorosos crímenes que puede registrarse.
El Inca se resignó a su muerte, aunque luego de hacer solemne protesta. Su último deseo fue entrevistarse con algunos fidelísimos partidarios, en los cuales confió la orden de iniciar la guerra a muerte contra los invasores. Luego, aceptó ser bautizado, no porque quisiera hacerse cristiano sino porque entre los Incas era la hoguera una pena infamante y Pizarro le había prometido, si se “convertía", cambiársela por la de estrangulamiento. Recibió entonces el nombre de Francisco.
Momentos después sus verdugos, esclavos moriscos, le quemaron los cabellos y luego lo ataron a un poste. Allí fue ultimado al anochecer, pues como dice Mendiburu, “esperóse la noche para sustraer de la luz y envolver en las tinieblas la última escena de tanta atrocidad”.
Su cadáver quedó expuesto hasta el día siguiente en que se le hicieron funerales pomposos. En medio de ellos, un espeluznante espectáculo se ofrecería a los ojos de los españoles: estando en la iglesia cantando los oficios de defunción a Atahualpa, presente al cuerpo -relata Estete- “llegaron ciertas señoras, hermanas y mujeres suyas, y otros privados con gran estruendo y dijeron que les hiciesen aquella huesa muy mayor, porque era costumbre cuando el gran señor moría que todos aquellos que bien lo querían se enterrasen vivos con él”. Vanamente algunos españoles intentaron impedir tales suicidios, pero "aquellos se fueron a sus aposentos y se ahorcaron todos ellos y ellas".
La muerte de Atahualpa fue recibida con satisfacción por los incaicos huascaristas y por los ingenuos curacas locales que creían haber recuperado su autonomía. Sólo los incaicos Hanan pachacutinos comprendieron las funestas consecuencias del hecho; porque sólo ellos supieron enfrentarse a los invasores en este primer momento de la Conquista.
La ejecución del Inca: Los españoles queman a Atahualpa , gobernante Inca, en juego, con un monje sosteniendo un crucifijo a la derecha de Inca (26 de julio de 1533). | Greene, AB, grabador (1891).
Artículo educativo: Conquista del Tahuantinsuyo.
Conquista del Tahuantinsuyo: También conocida como “Conquista del Imperio de los Incas”, es el proceso histórico de anexión y destrucción del Imperio incaico o Tahuantinsuyo al Imperio español ocurrido entre 1532 y 1572.
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Rolando Rios Reyes: Licenciado en Educación en el área de Ciencias Sociales, egresado de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle - La Cantuta, especialista investigador y capacitador en Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), redactor de Diario El Informativo y director de la Plataforma Educativa Virtual Carpeta Pedagógica.
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